LA DEFORESTACION WILLIAN CARDENAS

Históricamente en el departamento del Putumayo los primeros colonos basaron su sustento en la explotación del Caucho, posteriormente la explotación petrolera casi en forma simultánea la explotación de recursos forestales especialmente del Cedro, enseguida se suscitó un acelerado crecimiento de la población dedicándose al comercio, la agricultura y la ganadería, y después del año de 1980, se han dado las diferentes crisis y bonanzas a través de la siembra cultivo y procesamiento de la hoja de Coca. Hoy la población con capacidad laboral vive de los cultivos lícitos, ganadería,  piscicultura,  comercio, empleos directos, empleos indirectos o subempleos.

En el departamento los sectores de la economía son básicamente la producción agropecuaria y la explotación petrolera, la producción agropecuaria referida a la agricultura, la ganadería, la piscicultura y el aprovechamiento forestal, mientras que la explotación petrolera le da vida al sector terciario por la demanda de servicios.

Cuando hablamos de agricultores talando las selvas tropicales para plantar sus cultivos, puede parecer que nos referimos a la típica falta de previsión humana que es la raíz de tantos de nuestros problemas medioambientales.

No es así, al menos hasta que las grandes empresas entraron en escena. En realidad, los agricultores preindustriales eran más inteligentes de lo que parecían. Talaban sólo pequeñas extensiones de selva por vez. Cuando se trasladaban, el despejado que dejaban estaba rodeado por selva intacta y los árboles y plantas que rodeaban al despejado volvían a cultivar las extensiones despobladas con bastante rapidez; al cabo de un tiempo relativamente corto, eran casi imposibles de distinguir de la selva virgen que las rodeaba.

Al mismo tiempo, esta gente valoraba la selva; les proporcionaba muchas cosas que necesitaban sin tener que plantar cosechas. Si esto está cambiando si la selva tropical está desapareciendo como lo está haciendo, no es debido a la estupidez de los nativos, sino a la codicia de los explotadores a gran escala, que quieren talarla para poder vender sus valiosas maderas tropicales y que están dispuestos incluso a matar para lograrlo.

Por lo tanto se produce una lucha constante entre la gente que vive en las selvas Putumayenses con los explotadores externos que quieren talarlas para distintos fines que amenazan nuestra riqueza natural. La gente que vive allí aprecia esta renta anual permanente con la que pueden contar y que obtienen de actividades tales como sangrar caucho, cultivar el pan coger para vender y derribar selectivamente algunos árboles, así como lo que consiguen para su propio uso  proporcionando el sostén para sus familias.

Es fácil sentir indignación por los pecados ecológicos en nuestra región, hasta que nos damos cuenta de que todo se hace para producir se venderá a los países ricos. O hasta que observamos que los ilustrados países lo están haciendo igual de mal con sus propios bosques y están siendo sacrificados.

En la mayoría del planeta, la deforestación es historia antigua, aunque sus consecuencias sigan entre nosotros.