Mirando en la televisión y escuchando en la radio las tragedias que viven nuestros hermanos colombianos en el interior del país, por el cruel invierno que los azota, valdría la pena compartir con ustedes el siguiente comentario.
Muchos han sido los cambios que se han producido en el Putumayo durante los últimos 40 años: las bonanzas petroleras y coqueras aceleraron el proceso de colonización y la inserción del territorio en la economía nacional. Los cambios tecnológicos y el desarrollo de la infraestructura han elevado el nivel de vida de los putumayenses, protegiéndolos del azar propio de un medio agreste y desconocido.
Sin embargo no todo es color de rosa. La desordenada presión del hombre sobre la naturaleza está trastornando las antiguas y confiables relaciones que existían entre ellos. Por ejemplo, el clima se ha convertido en una variable aleatoria y no nos permite decir ahora lo que decían nuestros abuelos: “En abril lluvias mil, en mayo hasta que rompa el sayo y en junio las conejeras”. Tres meses duraba el invierno los habitantes del territorio podían programar sus actividades con esa constante climática.
Actualmente el invierno puede durar todo el año y no hay meteorólogo que nos pueda predecir confiablemente lo que nos deparará el día. Se vaticina un día lluvioso y el sol caprichosamente asoma la cara en el firmamento, nos tuesta la nuca un par de horas y se esconde dejándonos un chaparrón espantapájaros. A veces el meteorólogo vaticina día soleado y llegamos al trabajo con sombrilla y los zapatos mojados. Dentro de este caos climático, los asisenses nos resignamos al único indicador atmosférico que nos queda, elaborado con precisión por nuestros antepasados.
Para nadie es un secreto, y mucho menos para las autoridades ambientales, que este caos climático tiene causas puntuales, entre ellas: la irresponsable contaminación ambiental producida por las grandes fábricas y la tala de los bosques naturales, especialmente de la Amazonia , el pulmón del mundo, el mayor regulador ambiental que existe en el planeta.
¿Cómo se pueden revertir estos nefastos procesos que están deteriorando aceleradamente la vida del hombre sobre la tierra? ¿Qué incidencia real pueden tener las políticas ambientales en un mundo regido por el lucro privado y por la inmediatez de las ganancias? ¿Qué se puede esperar de un planeta explotado por las multinacionales y para las cuales no hay Katrinas ni tornados que sirvan de advertencia? Las legislaciones ambientales son desbordadas por los tsunamis de la irresponsabilidad y el egoísmo de las empresas, para las cuales solo importa el presente y el futuro se lo ceden a las teorías del desarrollo sostenible.
La causa principal que hoy tiene Puerto Asis es la falta de un adecuado alcantarillado que mejoraría las inundaciones de nuestras calles. Apersonarnos de nuestro municipio por el respeto y conservación de nuestro entorno.
Mientras tanto, seguiremos afrontando este crudo invierno con los únicos y modestos recursos que nos quedan: reforzando el armazón del paraguas, cogiendo las goteras y parchando los zapatos.
ESTOY DE ACUERDO PERO LO IMPORTANTE ES QUE NOSOTROS COMO TGPA ESPESEMOS A SENSIBILIZAR A LA COMUNIDAD QUE DEJEMOS DE CONTAMINAR EL MEDIO AMBIENTE.
ResponderBorrarWILLIAN FERNANDO CARDENAS CASTRO